Su alto contenido en fibra, minerales, vitaminas y antioxidantes, especialmente en unos compuestos llamados antocianinas, hacen a los arándanos candidatos preferenciales no solo de formar parte de una dieta saludable, sino de ayudar a proteger nuestro cuerpo contra la enfermedad y mejorar nuestra salud cerebral.
Varios estudios indican que su consumo habitual hace más lento el declive cognitivo asociado al Alzheimer y otras enfermedades degenerativas.
Una indicación tradicional del arándano que los estudios científicos han confirmado es la prevención y el tratamiento de infecciones urinarias. Los indígenas americanos ya los usaban con este fin.
Otros estudios señalan su eficacia para controlar la hipertensión, reducir los triglicéridos, aumentar el colesterol “bueno” y prevenir la oxidación del “malo”. Estos efectos ayudan a prevenir las enfermedades circulatorias y del corazón.